Desde casa se escuchaba The Doors bastante fuerte. Bajé a avisarle al vecino que no tenía ganas de escuchar lo mismo que él. Me empezó a decir que yo no entendía nada, que no podía ser que no quisiera escuchar eso, que Jim Morrison era un genio incomprendido, etc.
Se calló la boca cuando le hice notar que el de su remera era Val Kilmer.