Se prepara el discurso y se deja listo para leer. El vocero lo revisa y da el OK. Un asesor corre un pelo que parece una «i» y llena el vaso con agua. El agente de prensa mira de reojo las acreditaciones y anuncia que está todo listo.
Extraordinario al improvisar, coloca la hoja en blanco sobre el discurso y se larga a hablar.