—Pase usted.
—¡Por favor! Usted primere.
—Faltaba más, adelante.
—De ninguna manera, pase, pase.
—Insisto, pase usted.
—No vamos a discutir, usted primere y no se habla más.
—No, no, no, de ninguna manera.
—Escúcheme bien, pase usted.
—Le estoy escuchando, no me suba la voz.
—No se la subí, pero es que usted no pasa.
—¡Y usted tampoco!
—¡Pero pase, hombre!
—¡No soy un hombre!
—¡Es una expresión!
—¡Igual, imbécil! ¡Ahora paso yo primere!