Cuando le ponés un pañuelo con perfume a alguien en la nariz, no sólo no se desmaya sino que le da una tos terrible y te pregunta qué es ese olor horrible.
Cuando le pegás a alguien en la cabeza con un arma te duele la mano y el tipo empieza a sangrar en vez de desmayarse, así que tenés que ir corriendo a llevarlo a una clínica.
Cuando hacés la seña para que lo maten, tu cómplice te pregunta si se tiene que ir o qué, porque no entiende lo que le querés decir.
Y por último, cuando agarrás del cuello a alguien y se lo girás para quebrárselo te termina agradeciendo por haberle sacado la contractura.